POVEDA JM POVEDA
Encuentro con Jean-Michel Poveda, pintor, Gard
Cielos azules, montañas, pueblos. A veces, algunas nubes en el cielo y algunas flores en primer plano del paisaje. Es evidente que Jean-Michel Poveda adora la región donde se instaló hace unos años: las Cevenas, en el departamento de Gard.
El pintor vive en un pequeño pueblo al norte de Le Vigan y no se aleja mucho para encontrar los temas de sus pinturas: "No es mi región natal, pero es una región de la que me he enamorado", explica sencillamente.
El pintor, nacido en Argel el año en que la mayoría de los franceses se marcharon (1962), proviene de la región de París, pero fue durante una visita a unos amigos en Ganges cuando descubrió los paisajes de las Cevenas, los colores, pero también a la gente, aunque, por el momento, no aparezcan en el lienzo.
El artista ya conoce bien el sur de Francia, pues pasó parte de su infancia en Toulouse durante las décadas de 1960 y 1970. Pero lo que más recuerda de su época en Toulouse es haber aprendido a pintar… en casa, viendo a su padre pintar en el salón, quien le transmitió sus primeras nociones artísticas. Desde entonces, el artista ha sentido una necesidad visceral de expresarse artísticamente.
Por lo tanto, continuará por este camino en la región de París: paralelamente a su actividad profesional, está cursando estudios en la escuela ABC de París (cursos de dibujo y pintura) y un curso de artes visuales en el CNED (Iniciación técnica y creatividad).
Le atraen las paletas de colores de impresionistas como Paul Cézanne, Claude Monet, Vincent Van Gogh y Berthe Morisot.
Tras años en la región parisina, se instaló hace tres años cerca de Le Vigan, y fue allí donde descubrió la verdadera luz del sur, en concreto la de las Cevenas. Pinta la naturaleza, esa que le maravilla cada mañana al abrir las contraventanas de su habitación. Después sale a caminar, y en 2023 comenzó a pintar estos paisajes tan característicos: montañas que son claramente más que simples colinas, pero que no llegan a ser las altas cumbres de los Alpes o los Pirineos.
Montañas más redondeadas, también más verdes, paisajes donde, casi siempre, la vegetación y el cielo se encuentran.
Su método por el momento es sencillo, y su perspectiva sobre estos paisajes aún es fresca: “Camino mucho, tomo fotos y luego trabajo en mi estudio, con óleo sobre lienzo, de una manera muy clásica con una primera capa que constituye el boceto. Luego ataco con los pigmentos al óleo, pacientemente, buscando definir las pastas y transparencias poco a poco”.
El artista pinta paisajes, pero especialmente paisajes que muestran vistas lejanas, montañas redondeadas y los variados verdes de la primavera.
A veces, pueblos. Sin gente, sin animales. "No es una elección deliberada", explica, "simplemente esta serie prefiere lugares remotos donde no necesariamente encajan".
El artista planea desarrollar su obra de dos maneras en un futuro próximo: trabajará más al aire libre y menos en el estudio, y dedicará otra serie a los habitantes de esta región.
Otra forma más de demostrar el apego a una región rural, algo entrañable y que siempre merece la pena descubrir.
